“Un riesgo adicional”
Transcripción do artigo escrito por D. Miguel Fernández y Fernández, Almirante na Reserva, e publicado en Decembro de 2007 no número 22 da Revista “Ferrol Análisis”, editada polo Cub de Prensa de Ferrol.
No ano 1999 D. Miguel Fernández era o Xefe do Arsenal Naval Militar de Ferrol, cando o 26 de agosto daquel ano, o enton Almirante da Zona Marítima do Cantábrico suscribíu un Informe contrario á ubicación dunha Planta de Gas dentro da Ría, o que se fai alusión neste artigo.
EN LA IDUSTRIA: UN RIESGO ADICIONAL
Vamos a suponer que yo fuera terrorista. En una de las reuniones con mis colegas, les propondría: Para atacar las bases de esta sociedad que odiamos, busquemos un escenario donde sea fácil cometer un atentado a un enorme buque transporte de combustible, o de substancias químicas, o de gas y a su planta de apoyo, o mejor aún, a los dos al mismo tiempo. Un puerto que tenga una entrada angosta por un canal fácilmente accesible desde tierra, en el que los grandes buques solo puedan entrar con la marea alta, que se encuentre situado muy cerca de núcleos densos de población, para que se produzcan más daños materiales, humanos y ecológicos y que, además, de paso nos carguemos una importante base naval, neutralizando a los astilleros de apoyo, el arsenal y todos los buques militares….
Ahora vamos a suponer que yo fuera un político sin muchos escrúpulos: En una de las reuniones con mis colegas, al tiempo de degustar unas exquisitas almejas, de esas que ya van quedando menos en la ría de Ferrol, les propondría: Vamos a apoyar un proyecto sin tener en cuenta los intereses de los ciudadanos (¿cuántos puestos de trabajo se han creado?), a modificar una solución inteligente tomada años atrás (el puerto exterior se pensó, precisamente, para ubicar a la planta de gas), a cargamos el atractivo turístico de una hermosa ría, a debilitar su candidatura a Patrimonio de la Humanidad, a poner en serio peligro las vidas de los ciudadanos que nos votan, a no cumplir las normativas de distancias de seguridad ni de impacto ambiental; a construir una autoría con dinero público que termine, vaya casualidad, en la planta de gas. Además, existe la posibilidad de cargamos más todavía la vida marina y los cultivos de almeja y otros bivalvos… que también los crían en otros lugares de mayor interés para nuestro partido. En ambos casos las respuestas son coincidentes y, si se consigue el segundo supuesto, se facilita enormemente la labor de los “pobres” terroristas.
Si pasamos de las suposiciones a los hechos sucede que en Mugardos nos han instalado una planta de gas, en casa.
(sigue o artigo…)
Entre las muchas formas de actuar del terrorismo marítimo se pueden de enumerar: El ataque en alta mar a barcos que transporten mercancías vitales; la voladura en aguas interiores o en el muelle de mercantes especialmente vulnerables; el ataque en puerto a grandes buques con cargas peligrosas, bien desde el aire utilizando aeronaves pequeñas cargadas de explosivos, bien mediante ataques submarinos por buceadores o equipos de demolición suicidas, utilizando minas adhesivas. Estas ha posibilidades están contempladas en los manuales interceptados a los terroristas. Hundir un barco mercante capturado previamente, bloqueando un canal estratégico es una de las muchas contingencias posibles. Otra es un ataque desde tierra con cohetes. Tampoco hace fue falta tener mucha imaginación para pensar qué podría pasar si unos terroristas secuestran un buque transporte de materias química o de gas y lo hacen volar en las proximidades de una ciudad de la costa.
Las instalaciones de LNG enclavadas en la costa también pueden se atacadas desde tierra por medio de camiones bomba con similares desastrosas consecuencias.
Los ataques de piratería se han multiplicado en los últimos años especialmente en lndonesia Curiosamente la red de Al Qaeda, ha comprado un número considerable de buques creando la primera, fuerza naval terrorista de la historia. Los buques están registrados con banderas de conveniencia dé Yemen o Somalia. Es lógico que recuerde aquí que una de las acciones más claras de antiterrorismo naval fue la interceptación por una fragata española, en una impecable y brillante acción, del buque norcoreano Sosan llevando misiles a Yemen en Diciembre de 2002. Una excitante historia de piratas que nos retrotrae a las novelas de Emilio Salgari de nuestra infancia, con la diferencia de que no era ficción imaginada por un escritor, sino la cruda realidad de los tiempos que corren. El final fue que al barco se le autorizó a seguir su viaje pues se trataba de dos países soberanos y, por tanto, se supone que respetables. El negocio es el negocio.
¿Qué sucedería en caso de un ataque? Las características del gas natural licuado (LNG) y su volatilidad ofrecen, en esta desgraciada era del terrorismo, muchas oportunidades de atentados a infraestructuras de apoyo vulnerables que estén emplazadas cerca de núcleos urbanos.
Según técnicos respetables un ataque que terrorista con un bote bomba sobre un gasero puede hacer que la mitad de la carga de LNG se escape y se incendie. En 3 minutos el fuego se puede extender a unos mil metros del buque. En un caso así no hay nada que se pueda hacer, no hay tiempo de evacuar a la gente o de apagar el fuego. Los estudios afirman que los mayores efectos tendrán lugar hasta los 500 metros. La radiación térmica alcanzará los 1.500 metros y puede incendiar miles de hogares. y estos estudios son los que han impuesto las actuales medidas de seguridad que fijan un mínimo de 2 a 3 km de distancia a los núcleos de población. En todo caso los informes más conservadores, es decir, los de las propias compañías que barren lógicamente para casa, señalan como distancia mínima de seguridad una milla (1.850) metros.
Como se decía en el informe del Estado Mayor de la Zona Maritima del Cantábrico de Agosto de 1999, las distancias al casco urbano eran de 1.200 metros, al centro 1.600, a Mugardos 900 y al propio Arsenal 1.000 metros. Ese informe fue elaborado con el soporte técnico proporcionado por el Arsenal, en aquel momento bajo mi mando. Los informes negativos de la Armada no prosperaron pues había una firme decisión de .llevar adelante el proyecto.
No deja de ser curioso que uno de los socios de la planta de gas de Mugardos, ENDESA, esté construyendo una planta en Livorno (Italia) 20 km mar adentro y presuma de su tecnología como clave de lo que representará el futuro de los proyectos de regasificación mundiales. Este hecho hace que a la burla se sume el escarnio, cuando ya estaba previsto que la planta se ubicara en los terrenos del puerto exterior en Caneliñas. Acaba de llegarme la esperanzadora noticia de que el gobierno italiano acaba de suspender el decreto de aprobación de la planta de gas licuado de Brindisi por no cumplir la ley italiana ni la europea.
Distintos organismos oficiales han reconocido el peligro de la planta, y que es previsible que se produzcan pérdidas humanas en caso de un accidente cuya repercusión económica sería alta. Las distancias de seguridad no se respetaron y la salida del buque, en una emergencia, por sus propios medíos es imposible. Las personas y organismos públicos que tenían que haberse manifestado en su momento, se inhibieron.
En su favor se podría decir que el que no sabe es como el que no ve. En aquel momento los ciudadanos y puede que algunos políticos, quizás no supieran, pero los técnicos sí sabían y los que tomaron las decisiones también sabían. Y ahora sí sabe que el lugar adecuado de esta y bomba potencial es el puerto exterior de dónde nunca se debió desvincular. Si a los gallegos nos sobra dinero para pagar cinco veces más que su presupuesto original por una Ciudad de la Cultura de dudosa funcionalidad, bien podíamos aspirar a que un soplo de juicio en nuestros dirigentes haga inexorable el traslado futuro de la planta.
Miguel Fernández Fernández
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